domingo, 17 de agosto de 2008

SOBRE EL ALIENTO

La boca se abre, adentro el espíritu corre hacia afuera. Resopla tan fuerte, que el viento llega aún fresco a la llanura por la noche, mientras el mundo ronca soñando con paisajes siempre mejores.

Los ecos en zig zag convergen como metáforas acústicas de conceptos por nacer.

La voz es un oboe melancólico que habla de su madera desde el estómago, donde las emociones forman nudos atrapando al mundo hecho una masa entre ácidos y convulsiones. Cada quien lo digiere de modo distinto. -"El que tenga mas saliva, que coma más pinole"- dice la experiencia.

Un enjambre de sonidos sobre mi cabeza, todo se oscurece. Ese tono sordo, gordo y constante donde se apoyan los aguijones de la garganta que viene dispuesta a devorarme.

Aparecen sus dientes redondos y colgantes, la mordida acaece. Redes de saliva seca como hilos de plata vieja suben por mis pies, aquí me quedaré pero mis manos aún pueden escribir, pronto seré un ovillo plata, aquí conservaré mis memorias, mis sueños y mis anhelos. "Para ser feliz hay que dejar de desear". Creo que aún estoy conciente.

Iré con los niños. La gran madre gutural nos llama al cobijo de su garganta. Escucho su abrazo, escribo su sonido -adiós silencio- Bienvenido al reino de los lamentos. No he dicho nada.

Aún alcanzo a escribir algo. Unos dedos me tocan, son cuerdas rotas, vocales tensas... todo vibra.


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