lunes, 18 de agosto de 2008

ESE INSECTO, LA LECTURA

Le picó el insecto de la lectura.  

Es de lomo grueso, según el lugar donde lo encuentres puede ser de distintos tamaños y formas, en lugar de alas, tiene hojas blancas como de papel, con letras escritas en lugar de venas. No cualquier insecto tiene alma, pero en esta especie hay algunos donde su alma se puede sentir, esos son los más venenosos. Están llenos de párrafos tan profundos que que dicen lugares lejanos como si estuvieras en ellos. 

Una vez, mientras jugaba a esconderse detrás de los sillones de su sala, un niño de cuyo nombre no puedo acordarme,  encontró uno de estos raros especímenes, como se ven indefensos como si fueran cualquier libro, detuvo su juego y se sentó a hojearlo con la luz de la ventana, sin preocuparse por las palabras, las imágenes y los lugares que estaban siendo sembrados en su interior, sólo leyó y leyó hasta que la luz de la luna cubrió la habitación. Para entonces ya era demasiado tarde.

Las palabras entraron en el desde los ojos, para cuando fué a dormir,  ya comenzaba una inflamación en la mente y en la emoción, su noche fue plena de sueños, en su boca, el lenguaje fraguaba hermosos cuentos aún sin voz , pero fué en el corazón donde el veneno desató su más importante síntoma en forma de ampula.

Pero no era cualquier ampula, se llenó de alguna sustancia desconocida para él, sin embargo su organismo la aceptó como si fuera parte de él, nadie sabía lo que ocurría en su interior, pero por fuera le veían más radiante, como si alguien nuevo viviera con él.

Mas toda gestación llega a su término, de tal modo que una noche,  mientras el niño de cuyo nombre no puedo acordarme, dormía en su habitación, su enfático corazón convirtió los rayos de luna en el catalizador que habría de generar el más extraño nacimiento en un ser humano, el nacimiento de una musa.

Al principio no sintió más que algo de frío, pero su sueño era el canal donde ella le avisaba de su llegada. El sueño del niño de cuyo nombre no puedo acordarme lo contaré en otra ocasión pues hoy sólo quería escribir sobre ese insecto, extraño y maravilloso, llamado la lectura. 


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