miércoles, 27 de agosto de 2008

LA ESCOBA QUE NO BARRE

Hoy la escoba no barre. 

Hoy su cuerpo delgado y agrietado no es asido por manos igualmente agrietadas, ni se apoya con fuerza sobre el piso para arrastrar ese páramo interminable de polvo, basura, uñas, con uno que otro olvido.

Hoy la escoba no barre. 

Hoy ese cuerpo delgado y agrietado es asido por unas manos pequeñas, al menos en apariencia, pues ¿cómo se puede medir a aquellas manos que convierten un aplauso en un terremoto de alegría? ¿cómo se miden unas manos que mueven rencores añejados con un simple abrazo?¿ cómo se miden unas manos que incendian el alma con un par de crayolas?

Hoy la escoba no barre.

Hoy la escoba acompaña, al valiente caballero que orgullosamente la convierte en un unicornio blanco.  

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