Hay que abandonar hasta las sombras
Ahuyentarlas. Dejarlas que mueran
Que se coman entre ellas como buitres
No hay pasajes lindos
Ni candor
Ni luz
El silencio dice ruidos que no queremos saber
Nostalgias que no queremos tener
Amores que no debimos vivir
Ilusiones que no quisimos matar
El orgullo inquisidor triunfa
Los trofeos son cráneos de soñadores
Los amorosos, héroes perpetuos
Pero sólo héroes que murieron en el frente
El amor es la muerte honrosa de un samurai caído
La sangre derramada en romántico harakiri
Las canciones se elevan, los rituales comienzan
El amor es un claro de bosque devastado
Suelo tapizado de promesas
Hojas secas, ríos secos, besos secos
El grito punzante de esperanza empaladas
Sólo quedan almas... que se quedan solas
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